martes, 21 de octubre de 2014

LA AÑORANZA DEL EMIGRANTE

Antonio Machado escribió:

Me acomodé en la delantera cerca del mayoral y entre dos viajeros: un indiano que tornaba de Méjico a su aldea natal, escondida en Tierras de Pinares, y un viejo campesino que venía de Barcelona,donde embarcara a dos de sus hijos para el Plata. No cruzaréis la alta estepa de Castilla sin encontrar gentes que os hablen de Ultramar”.

La emigración en masa que se produjo en España desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la transición democrática, aunque con diferentes periodos de intensidad, fue muy superior a la generada durante los cuatro siglos del periodo colonial. ¿Quienes protagonizaron este fenómeno?. Como ocurre en todos los movimientos migratorios de larga distancia, en los siglos XIX y XX, los flujos de españoles que salieron, estaban constituidos sobre todo por varones, jóvenes y solteros en su mayoría, aunque también hubo una importante emigración en familia. Hombres y mujeres originarios en su mayoría de las zonas rurales que buscaban, de manera legal o burlando los controles
oficiales, oportunidades que su tierra no les daba.
Unos emigraban con el objetivo de permanecer y empezar una nueva vida, otros, con la idea de ser “golondrinas” que saltaban de un lado a otro del Atlántico, combinando mercados laborales en una permanente temporalidad entre dos orillas. Para muchos, su único equipaje era la voluntad de salir adelante y una mínima formación que consistía en saber leer y escribir, porque es sabido que las familias seleccionaban a aquellos miembros que estaban en mejores condiciones para situarse en el país de destino.
La pobreza y la falta de expectativas en una España agraria y atrasada, con unos mercados de trabajo industriales y de servicios muy concentrados en Cataluña, el País Vasco y Madrid que no podían absorber el continuado éxodo rural iniciado a finales del XIX ,empujaba a hombres y mujeres a buscar otros medios de vida en tierras lejanas. 
La guerra y la postguerra generaron una última oleada de emigración empujada por la represión, el hambre y la falta de oportunidades en la España franquista. Miles de hombres, de mujeres y de niños, porque la emigración en esta última etapa tiene un componente familiar importante, se trasladaron fuera de su tierra, pero no por ello se olvidaron de ella, una muestra de ello es Martiniano de Tuñas Jiménez, que vive en Barcelona junto a su familia, donde se trasladó por motivos laborales y donde vive sin olvidar sus orígenes. A sus 90 años se ha convertido en un colaborador imprescindible para poder contar historias en nuestro blog, además de ser el último danzante de la época de los años 40 que sigue refrescando nuestras historias con su buena memoria.
Martiniano y su esposa Matilde 

Hace justo un año, me remitió en una carta escrita de puño y letra,una hermosa poesía que él ha escrito, recordando la fiesta de nuestra Patrona, la Virgen de las Angustias y que paso a transcribir, para que nunca se olvide y él pueda disfrutarla en una distancia hoy no tan lejana.


LA FIESTA DEL PUEBLO
Hace muchos años
Que salí del pueblo
Buscando otra vida
Buscando algo nuevo,
Sacando tan solo
Mi alma y mi cuerpo,
Muchas ilusiones
Y muchos recuerdos
Allí me dejaba
Muchos de mis sueños
Familia y amigos,
Mi pasado entero;
Pero esto no importa,
Me marchaba contento
Porque sé que puedo
Vivir de mi sueldo,
Hacer otra vida
Que trabaje menos
Y puede que logre
Al pasar el tiempo
Borrar de mi mente
Hasta los recuerdos
Que llevo conmigo
Que saqué del pueblo.

Ya han pasado años
De estos pensamientos
Y a decir verdad,
Si he de ser sincero,
Tengo muy presentes
En todo momento
Familia y amigos
Y mi vida en el pueblo,
No se olvida nada
Siguen los recuerdos:
Y es cosa curiosa,
De entre todos ellos
Del día de la Virgen
Patrona del pueblo
Es sin duda alguna
Del que más me acuerdo;
Como si en mi mente
Tuviera un espejo
Que me reflejara
Los años aquellos
Cuando yo era joven
Cuando yo era mozo.
Aquel comentario
Antes de las fiestas
¿Qué músicos tocan,
Los Talaos, los Charpas
O traen una orquesta?


Todo se prepara
Llegan los de fuera,
Se juntan las familias,
Saludos, abrazos,
Todo es alegría,
Y por fin se llega
Al día de la fiesta.
Despiertas oyendo
Toques de Diana
Más tardes se oye
El toque de campanas
Que anuncian la misa,
Donde nadie falta,
Donde todos asisten
Con sus mejores galas.
Termina la misa
Y aquellas portadas
Se abren de lleno
Y asoma la Virgen
¡Qué Virgen más guapa!
Se va en procesión
Por calles y plazas
Llevándola a hombros,
Bailando las danzas;
Suenan los cohetes
Y un grito que sale
Desde una garganta

¡Viva nuestra Virgen!
Aquello emociona;
Después el remate
De banzos de entrada
De subir al trono
A la Virgen Santa
Con esto terminan
Los ritos de iglesia
Y empiezan los bailes
Empiezan las juergas
Se llenan los bares
Se llena la plaza,
Todos se divierten
Todos cantan, bailan
Hasta que los músicos
Tocando una jota,
Una jota larga
Anuncian que es hora
De reunirse en casa
Para comer juntos
Sentarse a la mesa
Una vez al año
Familias enteras.
La tarde se inicia
Cuan allá en la plaza
Con aquel redoble



Del tambor sonoro
Y aquellas dulzainas
Platillos y bombo,
Te anuncian que es hora
De seguir la fiesta
Y en pocos minutos
La plaza se llena
De niños y viejos,
De mozos y mozas;
Se juntan en corros
Bailan, cantan, juegan
Y aquellos mayores
Entre si comentan,
Hay que divertirse
Que estamos en fiestas.
El año que hay toros
A mí me hace gracia
Algunas señoras
Se van a la plaza
A coger asiento
Desde la mañana
Pero cuando empiezan,
Se ponen los mozos
Delante de ellas
Y las pobres señoras
Es que no ven nada
Luego ya de noche
Se hacen las verbenas,
Suenan los cohetes,
Las tracas empiezan
A lanzar al cielo
Un montón  de estrellas
De todos colores,
Hay quién se embelesa;
Pero cuando sale
La palera aquella
Oyes aquel Oh.....
Qué bonita es esa;
Y en aquel silencio,
Cuando todos miran
La palmera aquella,
Se oye un “BOM” tan fuerte
Que aturde y anuncia
Que se ha terminado
El día de la fiesta;
Pero no termina
Los mozos y mozas
Personas mayores
Familias enteras
Cogen sus guitarras
Y siguen la fiesta
Hasta el día siguiente
Porque no se acuestan
Hasta una semana
Duraban las fiestas,
Después días más tarde
Cuando ya no hay toros
Verbenas ni baile,
Cuando ya está todo
Tranquilo en silencio,
Oyes a lo lejos
Aquellos redobles
Del tambor sonoro
Y aquellas dulzainas
Platillos y bombo
Aunque ya no hay nada
Ya ha pasado todo.
Muchos años hace
Que no veo las fiestas,
Pero siempre hay
Alguien que me cuenta
Que música toca,
Y algo me da pena
Porque hay tradiciones
Que ya están perdidas
Y aunque ponen otras
Que llaman modernas
Ya no son lo mismo,
Ya no son aquellas
Que tanto gustaron
Por ser antiguas
Y aunque hay que amoldarse
A las cosas nuevas
Yo sigo pensando
En el día de la fiesta
Igual que aquel día
Que salí del pueblo
Porque aún siguen vivos
Todos los recuerdos.








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