martes, 31 de diciembre de 2013

EL AÑO NUEVO



El comienzo de un nuevo año tiene un significado especial para las diferentes culturas del mundo. Es un momento lleno de historia y tradiciones y, aunque la mayoría de nosotros celebramos y nos ponemos unas metas para el Año Nuevo, muy pocas personas conocen lo que hay detrás de las celebraciones y propósitos, y es probable que pocas personas conozcan las distintas maneras en las que se recibe el Año Nuevo en las distintas culturas. 

La celebración del año nuevo se remonta a hace 4000 años, pero no se inició en las culturas occidentales hasta hace sólo 400 años. La fiesta comenzó en la antigua Babilonia (hoy Irak) alrededor del 2000 a.C. Sin embargo, los babilonios comenzaron su año nuevo cerca del final de lo que hoy es marzo, un tiempo lógico para empezar un nuevo año ya que el invierno había terminado, la primavera con su nueva vida comenzaba y los cultivos se plantaban para el año siguiente. 

En el año 153 a.C. el Senado romano decretó que el año nuevo comenzaría el 1 de enero. Hizo este decreto para corregir el calendario, que se había salido de sincronía con el sol. La fecha no tiene ningún significado agrícola o estacional.

En España es tradicional comer doce uvas a medianoche del 31 de diciembre traerá doce meses de felicidad.

La acogida de la celebración del año nuevo:

Si bien el primer de enero no tiene un significado agrícola  o estacional, sí tenía un significado civil. En esa fecha, los recientemente elegidos cónsules romanos asumían sus cargos. Es interesante saber que el mes de enero se llama así por el Dios romano Jano, que tiene dos caras que pueden representar el mirar hacia atrás al año viejo y la otra mirando hacia adelante, hacia el nuevo. 
Os deseamos a todos un Feliz 2014, en el que veáis cumplidos todos vuestros deseos.

sábado, 14 de diciembre de 2013

NUESTRAS COSTUMBRES: LA MATANZA

"La matanza del cerdo es un procedimiento habitual de sacrificio de uno o varios cerdos con el objeto de aprovechar su carne y a menudo para proporcionar embutidos durante un año para la alimentación de una familia.

La matanza es una costumbre popular existente en diversos países europeos, generalizada desde tiempos remotos y realizada de forma artesanal, con diversas peculiaridades en función del lugar en que se celebra. Se efectúa una vez al año, generalmente coincidiendo con los meses más fríos del invierno. Suele tener un lado festivo y de celebración, además del económico".


En esta entrada Juani se ha encargado de recuperar para todos una costumbre que era tan habitual, y como ella bien dice, cuando llegaba el tiempo de la matanza, era todo una fiesta en cada casa, allí se reunían tíos, primos, vecinos...

Con la llegada del frío, ya empezaba el pueblo a oler a matanza, no había una calle en la que no hubiese un cerdo o más al que le había llegado su San Martín.
La matanza conllevaba consigo días de trajín en las casas, antes había que preparar las artesas, los cestos, calabazas, cuerdas para atar y coser tripas y la máquina a la que había que “aguzar” o afilar las cribas para picar bien la carne, todo tenía que estar en punto.

Los cerdos eran comprados durante los meses de enero y febrero, se engordaban durante el resto del año a base de trigo, cebada, centeno, forraje de los huertos, desperdicios, patatas, remolachas, las cuales se cocían en el caldero a la lumbre, ¡eran épocas en las que no se tiraba nada"!.

Hubo un tiempo en que los paseaba “EL PORQUERO” persona del pueblo que se encargaba de cuidarlos y sacarlos al campo. El porquero los cuidaba a cambio de una cuartilla y algún celemín de trigo o centeno por cerdo a su cuidado, todo ello dependía de lo que se ajustara en la subasta pública.

Llegado el día del sacrificio, hay estaban los hombres listos para la faena. Para las mañanas frías nada mejor que una copilla de aguardiente o coñac que había que entrar en calor y armarse de valor, la tarea no es fácil.


En el momento de dar muerte al cochino, se recogía la sangre, que después de cocida servía para hacer morcilla o chanfaina. A continuación lo “socarraban” (quemaban), con las llamas de los piornos, y luego a lavar bien con agua caliente y rasparlos bien con con piedras o tejas hasta que la piel (corteza) del cerdo quedaba bien blanquita. ¡Que trajín!, "¡traer mas agua!,¡atiza ese caldero que este bien caliente!", esto era habitual escuchar decir a los hombres que estaban en plena faena. Una vez bien limpios, y sin los cascos de las pezuñas, los hombres (siempre había uno que hacía los honores por su manejo del cuchillo), los marranos eran abiertos en canal y despojados de las tripas o mondongo, que descansaban en un artesas de las más pequeñas, aquí empezaba una de las labores encomendadas a las mujeres, deshacer el menudo con maña y cuidado para que no se rompa y así sacar los entresijos que luego serán los chicharrones y tras llenar los cestos, las mujeres los cargaban habilmente sobre sus caderas y a ¡lavar las tripas al arroyo!, unas al Prahorno, otras a las Herrenes, a la Chorrera…..y ¡que frío!.

Había años que tenían que romper los hielos para poder lavarlas. Allí todo se limpia bien y a conciencia que todo vale el “ciego” para embuchar lomos, la zambomba para las cabeceras,  la que no valía, se utilizaba para fabricar el instrumento que lleva su nombre para la muchachería de la casa (luego había que cantar el aguinaldo), las tripas para embutir el chorizo butago, morcilla el trabajo no era poco.

Cuando las mujeres terminaban ¡que dolor de uñas!, cogían otra vez de la misma forma el cesto y  a casa alegres pensando en el chocolate caliente que les esperaba.....

En este punto, ya estaban los cerdos colgados, las tripas listas con su ajo machado, vinagre, sal..., los entresijos estirados al igual que las mantecas, solo queda esperar que la carne se oreara y preparar la muestra para el señor veterinario que una vez daba el visto bueno, y tras el reposo necesario, hacía que se iniciara el siguiente paso, deshacer los cerdos, los hombres cuchillo en mano, las mujeres cerca para ir escogiendo la carne cada cosa a su artesa, los mantos para el chorizo y alguna que otra paleta, el gordo junto con la calabaza para las morcillas, para el butago lo ensangrentado junto con los bofes ,el “mondejo”(una vez cocidos) los tocinos para salarlos y conservarlos, que el año es largo. Las costillas ántimas, lomos etc..para el adobo.

Los jamones para salarlos y curarlos al humo de las chimeneas y al frío de las noches, hay que decir que el clima de nuestro pueblo para esto es ideal.


Menudo día era un no parar, todo el mundo era necesario, mientras unos deshacían los cerdos, otros iban cosiendo y atando tripas siempre alrededor de la lumbre, has el encargado de asar la moraga para el almuerzo era necesario, o el que tenía que estar pendiente del caldero, eran momentos de unión.

Una vez escogida la carne se picaba con la maquina (antiguamente se hacia con tijeras), después se ponía en la artesa para guisarlo y sobarlo, dejándolo reposar toda la noche.A la mañana siguiente se cogía un poco de cada artesa para probar el guiso, por si necesitaba sal o pimentón, y ya de paso almorzar con las salchichas. Mientras se preparaba la maquina con el embudo apropiado, se escurrían tripas, se preparaban cestos, platos y las picas (agujas gordas para pinchar las tripas).

Después de esto, al tajo, uno a la manivela de la maquina ¡menudo invento! pensarían los que embuchaban la carne con un cuerno preparado para tal fin, otro a meter la tripa y pinchar con la pica, otro atando y atajando por si no quedaban bien apretados, y al cesto, así una artesa tras otra, chorizo, butago, morcillas gordas y de puchero....

Y después de esto, tocaba preparar agua, pimentón, sal, orégano, ajo, para meter en adobo lomos costillas etc.., donde estaban aproximadamente ocho días. Pasado ese tiempo los lomos se embuchaban y colgaban esperando a curarse. Que largo se hacía, cuando pedías un trocito para merendar y decía la abuela, “hija eso es para mayo largo”, te quedabas mirándola y te preguntabas ¿ quién será ese buen señor?, así que nada te preparaba unos obispillos y a correr . Con el tiempo te das cuenta que ese señor no era otro que segadores, pastores, esquiladores a los que había que dar de comer para los duros meses de trabajo.

Mientras se hacía todo esto, otros preparaban las mantecas para derretirlas al fuego en un caldero, el cual era de uso exclusivo para estos menesteres, cuando estaba en su punto se freían en ella los chicharrones. La manteca se guardaba para los guisos y para los mantecados que se hacían en carnaval.

Esa noche con la manteca reciente se hacían para cenar unas migas con pan, vino y azúcar, que ricas estaban.

Desde el primer día de la matanza hasta el último y a pesar de todo el trabajo era una fiesta, pero esa noche era especial con la casa llena de víveres para otro año más después de cenar las migas, solía hacerse una buena sobremesa sin prisas a pesar del cansancio y ajetreo de esos días, un buen fuego en la chimenea y la familia reunida alguien decía ¡muchachas que hay que bailar las morcillas! Pues venga, el abuelo para el rincón con el puchero del vino en una mano y las tenazas en la otra para hacer la música dando en los morillos y la abuela y los demás a cantar y a bailar y allí nos tenían hasta que no podíamos más.

Era fiesta por que en otros tiempos proveer a la familia de alimento durante un año era motivo de alegría y jubilo.

lunes, 2 de diciembre de 2013

UNA MARCA GRABADA A FUEGO




El marcar al ganado ha tenido, en el mundo preindustrial, varios motivos. El primero, quizás, es el de testimoniar la propiedad del animal mediante una huella que no se pueda borrar. Con ello se reducía la posibilidad de robo del mismo, si bien no se eliminaba totalmente, ya que podía ser sustraído para consumir su carne. Por otro lado, la necesidad de separar con facilidad los ejemplares propios de un rebaño compuesto por animales de varios propietarios (pensemos en los de ovejas trashumantes) era fundamental.


Las marcas del ganado se han hecho con fuego –sobre la piel, las pezuñas o las astas– con hierros de distinto tamaño. También el recurso a los cortes, sobre todo en las orejas, ha sido y sigue siendo una constante. Las señales con almagre o con pez también han estado muy extendidas a pesar de los contratiempos que tenían las segundas para la lana. A todos ellos se han ido añadiendo últimamente la colocación de apliques de cuero, metal, madera o plástico (A. Sánchez Belda, 1981: 95-189). 
En cuanto a la antigüedad de este tipo de prácticas basta remitir a la iconografía de caballos –en los Beatos hispanos, de época medieval– con marcas dibujadas en las ancas o, como recuerda Sánchez Belda –-p. 95–, a la legislación sobre la obligatoriedad de marcar, herrar y señalar al ganado en época de los Reyes Católicos, dictada concretamente en 1499.


El pasado 26 de octubre, el Grupo de Coros y Danzas de Hoyocasero, acudíamos en compañía del Grupo Resiste hasta San Martín del Pimpollar, lugar donde se había organizado un herradero tradicional, donde 50 cabezas de ganado, fueron marcadas al estilo tradicional. A nuestra llegada un nutrido grupo de personas disfrutaban del espectáculo, unos con la mirada puesta en los becerros como el que lo ha visto cientos de veces, otros con la curiosidad propia de la primera vez....

A nuestra llegada, ya llevaban bien avanzado el marcaje de los animales, allí en la improvisada plaza, fabricada con los tractores de los propios ganaderos, se agrupaban un buen número de vaqueros, y el rebaño de reses, las cuales se agolpaban a la espera de lo que les estaba por llegar.

"Hay que agarrarse con fuerza a la cabeza de la becerra y girarla mientras alguien le tira del rabo en la misma dirección y nos echamos encima de ella, la sujetamos bien, la amarramos las patas y entonces ya la marcamos con el hierro incandescente, en un sitio con la letra de la ganadería a la que pertenece y en la nalga con el número del año de nacimiento».


Así explicaba el ganadero Mario Chamorro, de Hoyos del Espino, la técnica utilizada este sábado en la fiesta del herradero tradicional celebrada en Gredos, en San Martín del Pimpollar, la misma práctica que se ha utilizado durante siglos para marcar al ganado y que aún se sigue haciendo en contadas ocasiones, aunque lo normal sea hacerlo ya en el potro, sin tirar al animal al suelo. Estas declaraciones, están recogidas en el Diario de Ávila del 27 de octubre.

 A nuestro grupo le tocaba cerrar esta fiesta organizada por la Comunidad de Muncipios Gredos Norte y el Ayuntamiento de San Martín del Pimpollar, junto al Grupo Dulzinas Resiste, así que tras dar cuenta de la suculenta comida servida en el lugar, nos dirigimos hasta el Ayuntamiento del municipio a vestirnos, con nuestros manteos pajizos, jubones, enaguas, medias, pañuelos, mandiles y zapatillas, y junto al elemento más imprescindible en nuestro grupo "los palos".






Y así se daba por concluido este día de fiesta, con la actuación del paloteo del Grupo de Coros y Danzas de Hoyocasero, donde para finalizar pudimos bailar junto a los lugareños una buena jota castellana que puso el colofón a un espléndido día donde nuestras tradiciones más arraigadas fueron recuperadas para todo el que quiso acercarse al lugar.









miércoles, 20 de noviembre de 2013

NUESTRAS COSTUMBRES: LA CALBOTÁ Y LA FIESTA DE TODOS LOS SANTOS

Tras realizar una búsqueda por internet, hemos localizado una definición en Wikipedia, que dice lo que sigue:

"La calbotá es una tradición de origen medieval y cristiano, que a su vez procede del Samhain que celebraban los pueblos celtas. El Samhain, el "final del verano" ha dado lugar también a la festividad sajona de Halloween y fue absorbido por los romanos, que lo pasaron al cristianismo. Desde aquello, el cristianismo celebra la festividad de Todos los Santos, coincidiendo con el inicio del calendario celta. Esta celebración se realiza bajo otros nombres pero con el mismo ritual en otros lugares de Europa. En España, la Calbotá es propia del Valle del Tiétar, Sierra de Béjar y la Vera. Fuera de aquí, en las Hurdes se llama carbochá (en dicha comarca extremeña existe la creencia popular de que el Fuego de Todos los Santos sirve para calentar a las ánimas que rondan alrededor), en Galicia se llama Os Magostos, en Asturias Magüestu, en el País Vasco es el Gaztainarre-Eguna (día de las castañas) y en Cataluña las casnyadas. En Portugal es el Magustu y en el sur de Francia, también se comen castañas en ese día.

Lugares que festejan el calbote o sus derivados: La calbotada o calbotá en la provincia de Ávila:

- Pedro Bernardo
- Arenas de San Pedro
- Casillas
- Hoyocasero
- El Tiemblo
- La Horcajada
- El Barco de Ávila.

Haciendo memoria, seguro que algunos recordarán lo emocionante que era celebrar la Calbotá en nuestro pueblo. Semanas antes de que llegara la festividad de todos los Santos, tocaba buscar una casa donde juntarnos los amigos para hacer la Calbotá, normalmente la que nos dejaban no se nos caía encima de milagro..., pero ese era lo de menos, era la excusa perfecta para juntarnos, hacer limpieza general durante esos día y prepararlo todo para la celebración.


También recordaréis que nuestros padres sembraban las calabazas para la matanza y que aquellas que eran más pequeñas nos las cedían a los más chicos de la casa, las cuales eran vaciadas y en su interior colocábamos una vela para alumbrar a los difuntos.

Normalmente lo hacíamos con el grupo o cuadrilla de amigos que teníamos y allí durante el fin de semana nos juntábamos en "nuestra casa" para hacer la celebración, y oye, que hasta se hacían visitas a las casas, donde era obligado convidar a los que se dignaban a visitarnos.


En la Calbotá,no faltaban las castañas y el chocolate calentito que se tomaba por la tarde..., pero lo más importante no faltaba la convivencia....., entre todos hacíamos la comida de la que dábamos curtida cuenta, siempre había alguien que destacaba por que sabía más de cocina que otros e incluso aprendíamos a guisar algún suculento plato.

Claro eso era en las décadas más recientes, nuestros mayores salían al campo a asar sus castañas, donde era un momento para juntarse unos con otros y compartir....




LA FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS:


El Día de Todos los Santos es una tradición católica instituida en honor a todos los santos, conocidos y desconocidos, según el papa Urbano IV, para compensar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles. En diversos lugares del mundo se celebra la tradición de honrar y traer a la memoria a las personas que han muerto.

Hoyocasero ha sido un lugar donde siempre se ha venerado a los difuntos, no sé si recordareis cuando fallecía alguien, las mujeres guardaban luto durante años, era habitual ver a las abuelas vestidas siempre de negro y acudiendo a misa diaria. Las sepulturas eran puestas durante el primer año del fallecimiento del familiar, donde día tras día se acudía a la misa de tarde. Y claro llegado el día de los Santos, quién no recuerda a nuestras madres bajar al Campo Santo a arreglar las tumbas de tierra, las cuales eran limpiadas con un mimo primoroso, recoger las flores frescas, las cuales eran cuidadas todo el verano para que no faltaran en la tumba de los familiares....

Pero si este día era importante en nuestra localidad, el día siguiente el de las Ánimas no quedaba atrás. Allí las mujeres acudían con sus sepulturas a la Iglesia, la cual había sido despojada de bancos desde la pila del agua bendita hasta arriba del todo, y allí cada mujer colocaba su sepultura y sus tablas en el lugar correspondiente a su familia. Eran días de oración y de tristeza, sobre todo en aquellas familias donde alguien había fallecido durante ese año.

RECUPERANDO LA TRADICIÓN

Durante los últimos años, quizá porque ya no se lleven estas cosas..., nos hemos dejado inundar por otras tradiciones que no son ni mejores ni peores, pero que en definitiva dejan un poco de lado nuestras costumbres. Este año a Sonia se le ocurrió la idea de juntar a todos los pequeños con las calabazas y quedar para vaciarlas para poner la correspondiente vela, y de paso pues hacer la Calbotá.



Dicho y hecho, rápidamente nos organizó y el grupo Peques difundió la actividad, todo estaba en marcha. El día señalado el 2 de noviembre, el lugar en la sede de Las Escuelas y allí acudieron numerosos niños con sus padres donde entre todos vaciamos las calabazas. Una vez realizada esta labor, desde allí nos dirigimos hasta la Plaza del pueblo para asar las castañas. Allí nos esperaba una magnifica Castañera, quién con un buen fuego asó castañas para todos. No faltó de nada, bocatas para los peques y hasta un chocolate calentito....







Pero lo más importante es que tuvimos la ocasión de explicarles a los más pequeños como se vivía esta festividad en nuestro pueblo, para que ellos tengan la oportunidad de seguir haciéndola.


















martes, 5 de noviembre de 2013

CONFECCIÓN DE NUESTRA PROPIA GORRA SERRANA


Y tras el inciso de la entrada anterior vamos a entrar en materia y os vamos a contar nuestra aventura en la confección de estas gorras de la mano de Tía Justa.

Material necesario:

- Paja a poder ser de centeno.
- Agua.
- Cubos para el mojado de la paja.
- Agujas de varios tamaños.
- Hilo de perlé blando o beige.
- Telas de colores (Fieltro para los adornos).
- Tela para forro (A gusto).

1.- Iniciamos nuestra correría en la búsqueda de la paja, para realizar la primera tarea nos hicimos acompañar de la experiencia, en este caso de "Mariano", que por tener vinculo familiar nos era más asequible, y ya puestos nos libró del trabajo de cortarlo, que la experiencia es un grado, y en un periquete con su hoz nos segó el centeno necesario para hacer una par de gorras.


2.- Como el experto dudaba de la validez de la materia prima, se la llevamos a la que iba a ser nuestra maestra en esta labor "Tía Justa", que nos dio el visto bueno y las primeras nociones para escoger la paja.


3.- Con la euforia del inicio de nuestra propia gorra nos pusimos rápidamente a ello, siguiendo las pautas marcadas, cortar la paja de nudo a nudo eliminando los nudos, ya que para ablandarlas el agua debe entrar por dentro de la paja.



4.- Una vez escogida ahora había que separarla, cortas, largas, gruesas, finas, todo vale, cada una tiene su fin, según Tía Justa en tres montones, unas para la gorra propiamente dicha es decir "EL TRENZADO", otras para el "ENCARRUJADO" que mas tarde os explicaré en que consiste, otras para EL "CORDONCILLO" y el resto para los "PICOS o PIQUILLO" que rematarán la gorra.
 
 

 5.- Todas nos iniciamos en el escogido de la paja, y después de seleccionar la paja la metimos en agua, no hace falta mucho tiempo con menos de 10 minutos ya tendremos la paja preparada para comenzar el trenzado, siempre haciendo que el agua pase por dentro de la paja, si no está húmeda la paja se romperá.
Con la paja ya húmeda comenzamos a tejer, es decir ha hacer el "TRENZADO". El trenzado para una gorra de adulto siempre se realiza con un numero impar de pajas que se atan juntas en un extremo, en este caso según la maestra eran 11 pajas con las que debíamos comenzar nuestro trenzado, empezamos por uno de los extremos ... una por arriba, dos por abajo, dos por arriba ... por el otro lado una por arriba, dos por abajo, dos por arriba y así hasta conseguir 18 vueltas que yo calculo son más o menos unos 6 metros, así que a trenzar se ha dicho, aplastando la paja al cruzarla. Lo más complicado es el empalme de las pajas y con la que conseguimos era muy a menudo porque era muy corta, a más larga menos empalmes. Para empalmar las pajas hay que cruzarlas cuando se va a terminar quedando anulada la que acaba y continuando con la que empezamos, así haremos también en el cordoncillo y el piquillo.


 
 
 
6.- Una vez conseguidas las 18 vueltas empezaremos a confeccionar nuestra gorra, empezamos por el culo haciendo una doblez como de 6 centímetros, dejando el inicio del trenzado en la parte de abajo, que una vez cosido lo cortaremos, con puntada larga por la parte de abajo y corta por arriba, desde ahí iremos girando para hacer la copa del gorro, unas 6 vueltas, también dependiendo del tamaño de la cabeza je je,  y desde ahí bajaremos hasta que empecemos a dar vuelo para hacer el "ala" de la gorra.
 

 
 
7.- Una vez finalizado es el momento de decorarla, para la decoración ahora tendremos que hacer el "ENCARRUJADO", el encarrujado consiste en ir abriendo la paja bien mojada e irla cosiendo para una gorra grande, se inicia con una al medio, dos a los lados, y dos al medio, otra vez en el centro, quedando de este modo:

 
 
7.- Iremos midiendo hasta que cubra toda la gorra y una vez acabado la remataremos haciendo al final lo mismo que al principio, una paja al revés para que quede similar al inicio.
8.- Antes de coser las telas de colores para decorarla nos quedaba hacer el "CORDONCILLO", el cordoncillo lo haremos  para decorar el centro de la gorra en forma de flor de 4 pétalos y los remates en la parte de atrás también en forma de flor de tres pétalos, una vez colocados ya si que empezaremos a colocar las telas de colores en la parte de arriba mas pequeños y cuadrados y a lo largo del encarrujado rectangulares juntando un par de colores.


9.- Antes de ponernos a colocar el forro ya solo nos queda hacer el "PIQUILLO". El piquillo, uno de los trenzados más complicados al principio, o el que más complicado nos resulto a todas es el que más se avanza, así que una vez cogido el truquillo será de lo más agradecido. Como os dije antes para la medida no hay nada mejor que ir midiendo hasta que tengamos todo el rededor del ala de la gorra.

 
10.- Si ya lo tenemos, es el momento de poner el forro que como todo tiene su truco y por supuesto maña. Se corta la tela más o menos de 90 por 30. Ponemos el centro en la gorra y la vamos dando forma hasta cubrir toda el ala, para que no se nos mueva daremos unas puntadas con el hilo bien largas que luego quitaremos una vez lo dejemos bien sujeto con el "piquillo", colocaremos el piquillo dejando bien sujeto el forro:

 
... luego dando forma lo remataremos en el centro de la cabeza, y daremos unas puntadas bien largas para que no se vean por el exterior, quedando de este modo:













11.- Por fin pudimos dar por terminada nuestra gorra, y como no lucirla en nuestra siguiente gala que fue en Candeleda, allí como no fuimos sorpresa para muchos y desde luego conseguimos lo que pretendíamos, recuperar otro de nuestro legado cultural y portarla en nuestras danzas como hacían antiguamente "las maestras".


 
 
No quisiera finalizar esta entrada sin hacer mención a nuestra profesora en esta tarea, muchas gracias a "Tía Justa" por su paciencia y sobre todo por su tiempo, nosotras, nuestros niños y familia ... y hasta Japón y Polonia fueron testigos de sus enseñanzas. Gracias por hacernos participes de muchas de sus vivencias y recuerdos.
 


 

Gracias de todo corazón recordaremos nuestras tardes entre pajas, cafecitos y bizcochos.